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El teatro Águila Descalza y la magia que hay tras sus grandes muros

Reconocido por ser uno de los teatros más importantes de la ciudad, especialmente por su historia, por los artistas que ha recibido y también porque su sede está ubicada en el barrio Prado de Medellín, en una de las casas más emblemáticas del sector, pues esta es una mansión que por su valor arquitectónico y por todos los shows que ofrece se ha convertido en un referente cultural, tanto para las personas locales como para los turistas.

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“La fachada del Teatro Prado ganó el premio a la fachada más bella de Medellín en el año 1919, por lo que estaría cumpliendo este año 100 años de haber obtenido esta distinción y en 1991 esta casa fue declarada como patrimonio arquitectónico de la ciudad”, fueron parte de las palabras expresadas por Carolina Arango, trabajadora del teatro, quien describe a este lugar como si fuese un hombre de edad, tranquilo, con sentido del humor y muchas historias por contar.

 

No obstante, para doña Juanita Rojas,  trabajadora de oficios varios, dicho sitio ha sido visto por ella como una mujer adulta, elegante y muy amable, esto debido a que la mayoría de personas que laboran allí son mujeres.

Es importante señalar que este sitio no solo se usa para el arte que muchos llaman “teatro”, sino también para encuentros académicos, seminarios y proyecciones audiovisuales. Además, al ingresar hay una especie de museo, por lo que varios de sus visitantes lo ven como un atractivo turístico. Allí, Carlos Mario Aguirre y Cristina Toro guardan varios objetos representativos de sus obras, pues muchos han sido usados durante varios años para sus presentaciones y otros elementos que han sido obsequiados por colegas y admiradores.

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Entre las piezas que más llaman la atención se encuentran los trofeos y reconocimientos que Aguirre y Toro han ganado y los zapatos que usaron en su primer show, los cuales se encuentran guardados en una pequeña vitrina de cristal, encima de una más grande en la que Carlos ha hecho una especie de collage con los artículos que más valor sentimental tienen para él.

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Al seguir el recorrido por el primer piso de la mansión, que los artistas mencionados anteriormente decidieron comprar en el 2002 para primero vivir y luego adaptarla a como hoy en día se

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encuentra, se puede percibir mucha cultura y arte, pues la casa conserva algunas partes desde que se creó, piso en madera, muros altos y tallados con yeso y laminilla de oro (materiales que se usaban mucho en la decoración de casas de esa época), cuadros con frases de arte e imágenes antiguas de la casa y de algunas de las obras presentadas allí.

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Uno de los espacios más disfrutados por su ambiente tranquilo y bohemio es la cafetería, que tiene un toque vintage por el salón en el que se encuentra y por la decoración que se puede apreciar. Varias mesas se encuentran disponibles allí para que los asistentes a los eventos se puedan sentar y esperar mientras disfrutan de un rico café o cualquier tipo de producto que ofrecen en el bar.

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El teatro se halla al fondo de la entrada de la casa, en donde hace muchos años era simplemente el patio de una mansión. Cuenta con dos entradas laterales, está hecho en forma de concha y tiene una capacidad para 460 personas. “Debido a su tamaño y forma, a veces nos pareciera escuchar aplausos, y aunque no es nada confirmado, nosotros siempre estamos tranquilos, pues tomamos eso como una buena señal, algo así como una vibra positiva”, narra entre risas Juanita. Cabe mencionar que antes la gradería tenía bancas largas de madera, pero ahora es cuenta con sillas individuales para mayor comodidad de los asistentes.

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Junto a la tarima del teatro hay una pared de ladrillos que se destinó para que las personas y empresas que colaboraron con dinero y otros materiales para la construcción del lugar dejaran su huella con la firma de cada uno. “Sin lugar a duda, el teatro es lo que más llama la atención, uno se siente en otro lugar, uno entra a una función y se desconecta del mundo. Claro está que debe ser una obra que a ti te llame la atención para que puedas gozarla de principio a fin”, cuenta Valentina González, visitante del teatro en varias ocasiones.

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encuentra, se puede percibir mucha cultura y arte, pues la casa conserva algunas partes desde que se creó, piso en madera, muros altos y tallados con yeso y laminilla de oro (materiales que se usaban mucho en la decoración de casas de esa época), cuadros con frases de arte e imágenes antiguas de la casa y de algunas de las obras presentadas allí.

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Uno de los espacios más disfrutados por su ambiente tranquilo y bohemio es la cafetería, que tiene un toque vintage por el salón en el que se encuentra y por la decoración que se puede apreciar. Varias mesas se encuentran disponibles allí para que los asistentes a los eventos se puedan sentar y esperar mientras disfrutan de un rico café o cualquier tipo de producto que ofrecen en el bar.

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El teatro se halla al fondo de la entrada de la casa, en donde hace muchos años era simplemente el patio de una mansión. Cuenta con dos entradas laterales, está hecho en forma de concha y tiene una capacidad para 460 personas. “Debido a su tamaño y forma, a veces nos pareciera escuchar aplausos, y aunque no es nada confirmado, nosotros siempre estamos tranquilos, pues tomamos eso como una buena señal, algo así como una vibra positiva”, narra entre risas Juanita. Cabe mencionar que antes la gradería tenía bancas largas de madera, pero ahora es cuenta con sillas individuales para mayor comodidad de los asistentes.

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Con una gran sonrisa, González manifiesta que no conoce ninguna obra que haya sido presentada en dicho lugar y que tenga críticas, pues a su parecer, además de que se presentan muy buenos artistas, también el sonido, las luces y la escenografía hacen que la experiencia sea mágica e inolvidable, así como lo vivió recientemente en los shows ‘Cucha solo hay una… Y me tocó a mí’ y ‘Wenses y Lala”.

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“El teatro es uno de mis sitios favoritos en Medellín, me siento como yendo a visitar a mi abuelo, pues con solo ingresar al lugar me siento feliz, me gusta estar rodeado de cultura y arte y esto me lo brinda el teatro, porque con cada obra y show esto se transforma”, expresa Luis Bedoya, trabajador del Águila Descalza.

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Al salir por el otro costado del teatro se aprecia un cuarto donde esperan los invitados, muy similar al que está junto a la cafetería, al aire libre, con faroles y plantas que ambientan el espacio y del que se puede ver las calles y la entrada con rejas a la casa. De hecho, este espacio es acomodado en varias ocasiones como una parte de la cafetería para que el público esté cómodo, así como se siente Natalia Ramírez, visitante del teatro, pues para ella es la mejor zona de la casa, porque siempre le ha encantado estar en contacto con la naturaleza y qué mejor que con la vista que se puede apreciar desde allí.

Finalmente, pero no menos importante, el camerino del Águila Descalza ha sido testigo de los elementos indispensable para cada actor que pasa por allí. Asimismo, este cuenta con varias comodidades para los artistas mientras se preparan para presentarse, dentro de las que más se destacan están los espejos gigantes, una nevera donde pueden guardar sus alimentos y bebidas y roperos con ganchos para colgar sus prendas, esto se halla en la primera habitación.

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Al costado de la habitación mencionada anteriormente hay una habitación que cuenta con duchas, baños, un tocador para maquillaje y una llave para lavar el cabello. Aquí es donde los famosos se dan los toques finales para hacer su debut ante sus admiradores que están detrás del telón negro esperándolos.

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